miércoles, agosto 30, 2006

¿52?


Se llamaba I. M., tenía 52 años, era agricultora y vivía en una localidad almeriense con nombre de virgen, María. Su hermano la encontró ahorcada en el patio de su casa. Antes alguien la había golpeado en la cabeza y la había arrastrado por el piso.
Llevaba dos años divorciada y había denunciado a su ex por agresiones y amenazas. A la espera de quitar la interrogación, me pregunto si para la víctima de verdad es diferente que el homicida sea un desconocido o el ex. Para todos nosotros sí hay una clara diferencia: del ex podría haber estado protegida.

2 comentarios:

momodice dijo...

En la educación, dices. Una de las maldiciones del maltrato es que se aprende en la familia, y se reproduce después. Los medios tenemos que ponerlos todos, cada cual en su casa. No creo que esto sea tarea de la escuela.

Anónimo dijo...

Creo que voy a estudiar la posiblidad de poner en mi blog un artículo con la noticia tal y como querría yo verla:
"Se suicida de un disparo con una escopeta de caza antes de arrojar a su exmujer por una ventana"
¿Por qué no cambiarán el orden? Sería igual para ellos y mejor para los demás.
Igual lo que hay que hacer es un programa educativo para maltratadores con los teleñecos... algo que hasta ellos puedan comprender: aaaaaantes de mataaaar, despueeees de mataaaar...
Que no, que no me lo tomo a broma, joer.

 
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