jueves, agosto 03, 2006

44

Le asestó 174 puñaladas y luego se suicidó. Esa era la 43. La 44 apareció estrangulada. También se suicidó.
En otros titulares he visto que las mujeres murieron, eso sí, a manos de sus maridos. No es lo mismo morir que ser asesinada. Además, en esa misma información las mujeres no tienen nombre, ni siquiera iniciales. Y ellos que las han asesinado, a veces después de años de torturarlas, tampoco.
Dos niños mueren en Bagdad en una explosión y tampoco tienen nombre. Cuando se usa la televisión para hacer un llamamiento en un caso de secuestro, quienes saben de eso recomiendan que se mire a la cámara y se use el nombre de pila de la persona secuestrada, porque ahí el secuestrador puede ver a una persona. Se entiende sin más palabras. Creo que hay que poner nombre a esas sombras.

2 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Izena eta izana.

June Fernández dijo...

Completamente de acuerdo. Lo mismo pasó en el Teleberri con el conflicto de Israel y Palestina: unos cuantos civiles palestinos habían "muerto en un bombardeo". En cambio, los israelíes temían "ataques terroristas" como respuesta.

 
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