

Publicado en El Correo.
Sobre periodismo, periodistas y todo género de cosas. En este sitio están proscritos el sexismo y la pena de muerte, lo diré siempre.
"Los pastores vascos tuvieron siempre cuota especial para ir de ovejeros a Idaho y Nevada. Es célebre su manera de castrar los machos con los dientes y de cocinar por la noche un plato de criadillas en la llanura donde acampaban".
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del Tercer Mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero, como Martin Luther King, me niego a creer que el banco de la justicia esté en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas, que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
"El comité internacional de la Cruz Roja afirma que un niño herido a la edad de 10 años necesitará cambiar 25 veces de prótesis durante su vida, con un coste total de 470.000 pesetas (3.125 dólares) cuando la renta per cápita varía entre 1.500 y 2.000 pesetas (entre 10 y 15 dólares) al mes en los países más afectados. En los centros ortopédicos de Kabul (Afganistán), Balambang y Phom Penh (Camboya), Huambo y Kuito (Angola) y Maputo (Mozambique), asistidos por este organismo humanitario, se agolpan centenares de mutilados a la espera de una prótesis gratuita".
La fotonoticia aparece en la Fotogalería de El País de hoy. Y no lo entiendo. Ya sé que si nos vamos al sentido estricto de la palabra guisa la frase es impecable, pero cualquiera que maneje el castellano con cierta soltura sabe que esa palabra se usa en comentarios despectivos. No entiendo la inquina ni la razón por la cual un medio de comunicación ha de ponerse en evidencia cuando habla del ex presidente de Gobierno, pero solamente cuando ese ex presidente es Aznar.