Ayer miércoles, 2 de mayo, la página 9 de la edición de Bilbao de '20 minutos' recogía una plana de publicidad sobre ellos mismos. Los peldaños de una escalera de caracol servían para ir dando cuenta de los últimos resultados del Estudio General de Medios, Primer anual móvil, de la provincia de Vizcaya: Gara, 49.000; Marca, 52.000; ADN, 78.000 Nervión, 90.000; Qué!, 91.000; Deia, 91.000; 20 minutos, 94.000 y El Correo, 379.000.
El eslogan era "20 minutos, el primer diario que no se vende". Bonito, y polisémico.
De este diario me llama la atención lo informal de sus titulares:
Los quirófanos vascos no paran y las listas de espera bajan a 51 días
Hay coles vizcaínos que ya dan biología, dibujo... en inglés y francés
Los quirófanos van a tope y bajan as listas de espera
La nieve y, sobre todo, la lluvia nos visitarán hoy y mañana (No acertaron)
La cursiva es mía.
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jueves, mayo 03, 2007
lunes, abril 09, 2007
Un viejo desmentido

El Correo publicaba ayer la siguiente carta al director:
Sobre el EGM
Concha García Campoy/Madrid
Con motivo de mi estancia en Bilbao en marzo de 2006 se me preguntó en una entrevista publicada en este diario sobre la polémica surgida en aquellos días relacionada con el Estudio General de Medios (EGM), la COPE y nuestro compañero José Antonio Abellán, y mi respuesta fue: «Me parece una desvergüenza. El EGM hay que revisarlo, de acuerdo, pero no lo han hecho bien. Han engañado y delinquido». Hoy quiero aclarar que esta expresión, en plural, no se refería en absoluto a Abellán, puesto que personal y profesionalmente le he tenido siempre en un gran concepto, sino a aquellas personas que, según se divulgó por aquellas fechas, fueron por las casas haciéndose pasar por falsos entrevistadores. Y es a éstos en concreto y personalizadamente respecto de los que yo expresé mi opinión de que habían actuado engañando a sus entrevistados y que probablemente habían delinquido. No daba, desde luego, a esta expresión el alcance de que hubieran cometido un delito incluido en el Código Penal, pues no soy quién para enjuiciar o determinarlo así, sino el más amplio y vulgar de haber realizado una actuación incorrecta o de infracción de aquellas normas de conducta que han de observarse en una sociedad democrática, en la que también rige el derecho de libertad de opinión y expresión.
Sobre el EGM
Concha García Campoy/Madrid
Con motivo de mi estancia en Bilbao en marzo de 2006 se me preguntó en una entrevista publicada en este diario sobre la polémica surgida en aquellos días relacionada con el Estudio General de Medios (EGM), la COPE y nuestro compañero José Antonio Abellán, y mi respuesta fue: «Me parece una desvergüenza. El EGM hay que revisarlo, de acuerdo, pero no lo han hecho bien. Han engañado y delinquido». Hoy quiero aclarar que esta expresión, en plural, no se refería en absoluto a Abellán, puesto que personal y profesionalmente le he tenido siempre en un gran concepto, sino a aquellas personas que, según se divulgó por aquellas fechas, fueron por las casas haciéndose pasar por falsos entrevistadores. Y es a éstos en concreto y personalizadamente respecto de los que yo expresé mi opinión de que habían actuado engañando a sus entrevistados y que probablemente habían delinquido. No daba, desde luego, a esta expresión el alcance de que hubieran cometido un delito incluido en el Código Penal, pues no soy quién para enjuiciar o determinarlo así, sino el más amplio y vulgar de haber realizado una actuación incorrecta o de infracción de aquellas normas de conducta que han de observarse en una sociedad democrática, en la que también rige el derecho de libertad de opinión y expresión.
Suena a imposición judicial.
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