
Quien quiera saltarse todos los pasos puede firmar aquí.
La foto es de una comida en julio de 2007. Manu nos llevó hasta Masegoso, a unos 20 kilómetros de su casa.
Sobre periodismo, periodistas y todo género de cosas. En este sitio están proscritos el sexismo y la pena de muerte, lo diré siempre.
Lucía, buceando en tu blog me he topado con este amargo recuerdo, el asesinato de Martin Adler en Somalia.
Cuando mataron a Martin en Mogadiscio, yo estaba allí con él. A los pocos minutos de su asesinato, muchas televisiones del mundo comenzaron a llamarme al satélite. Ofrecían a cada cual más plata por mi exclusivo reportaje sobre la horrible guerra que esos días se libraba en ese olvidado rincón del cuerno de África... Lamentablemente -todo hay que decirlo- un occidental asesinado suele situar en el mapa determinados conflictos bélicos.
Fue un trago amargo... Conversar con alguien que desde hacia tiempo admiraba y, en cuestión de horas, saber que ha sido asesinado realizando tu misma tarea. Cuestión de suerte, diría alguno.
Martin era fotógrafo, realizador y periodista, como yo. Tratamos de hacer de todo para sobrevivir en una profesión en la que los contactos, el pedigrí y la propaganda importan mucho más que el propio periodismo.
Al cabo de dos meses regresé a Somalia, bajo la acusación de "estar loco". En ese viaje me di cuenta de lo efímero de nuestra vida y nuestro trabajo, es increíble lo rápido que se puede llegar a olvidar a un periodista asesinado. O al menos a un periodista que no va de estrellita mediática o que no responde a los intereses de ningún grupo editorial. Es como ser asesinado dos veces. Requeteenterrado en el olvido.
En fin, corto ya, que esto es un blog y no un discurso.
"El grupo en el que el viajaba el enviado especial que firma esta crónica fue uno de los últimos en abandonar el lugar junto al convoy formado por el personal sanitario evacuado del hospital local y sufrió el ataque directo de un soldado ruso que al percatarse de la presencia de cámaras abrió fuego sin pensárselo dos veces".