Lo cuenta A. Moraza en esta información.
«Quiso matarme pero sigo enamorada»
Su 'novio' confiesa en el juicio que intentó estrangularla y que la arrojó, inconsciente, en un contenedor de basuras en Álava
Su 'novio' confiesa en el juicio que intentó estrangularla y que la arrojó, inconsciente, en un contenedor de basuras en Álava
Hacia las nueve de la mañana del 4 de febrero de 2006, M.S., una joven brasileña que había trabajado hasta octubre de 2005 en un salón de masajes de Bilbao, se despertó «dolorida» y «tiritando» entre las paredes de un cubículo oscuro que tenía un portoncillo para salir al exterior. Todavía aturdida por la situación y sin recordar qué le había ocurrido, logró salir y comenzó a caminar por una carretera desconocida para ella -una vía secundaria de Álava- en busca de ayuda. Intentó parar a los coches que pasaban pero nadie se detuvo, así que siguió andando casi dos kilómetros hasta que se topó con la valla de un chalé, en la localidad alavesa de Apodaka, cuyos propietarios avisaron a la Ertzaintza. Para entonces, la memoria ya le había devuelto la última imagen que había vivido antes de perder la consciencia. En la escena aparecía el hombre que creía su prometido, colocado sobre ella en el asiento de un coche alquilado, «apretándome» el cuello «con las dos manos» después de «haberme pedido un beso».
2 comentarios:
Que historia más triste, pero a la vez que interesante relato de una gran mentira y que individuo más siniestro.
Desde luego que la necesita pero supongo que si es frecuente el síndrome de estocolmo lo será más seguir enganchada a la persona amada, por mucho daño que nos haga.
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