Seis niños de 12 ó 13 años vuelven del cine en el metro. Uno de ellos va chupando una piruleta que mete en un sobre de otra golosina que, cuando éramos pequeños, llamábamos refresco (unos polvos ligeramente ácidos que estallan al contacto con la saliva). Cuando se le acaban, sigue chupando la piruleta mientras se entretiene en leer la composición del sobre:
-Tiene 100% de hidratos de carbono.
-Pues tiene más que los macarrones.
-Ya, pero no me lo voy a comer de primer plato.
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