'España directo' es uno de esos productos televisivos extraordinarios que no sabe una si es mejor no ver y considerar definitivamente que pertenecen a otra época. Cuando hablamos de otra época, hablamos de momentos y tiempos que no fueron los nuestros, aunque nos equivoquemos de pleno, porque siempre son nuestros los tiempos en los que aún podemos hablar y hay alguien que nos escucha. Pero en fin.
Mirado con detenimiento el menú de 'España directo', ED para los amigos, de ayer, cualquiera podría haber pensado que se trataba de la reemisión de un viejo espacio, muy viejo, tanto que podría haber sido emitido en los tiempos en que Matías Prats, padre, aún retransmitía los partidos de fútbol. Por ejemplo: un reportaje sobre la feria de abril, un mes muy de actualidad. El objetivo del despliegue técnico -al menos un reportero con una cámara y probablemente otra persona en producción- consistía en desvelar cuánto puede llegar a gastarse aproximadamente un sevillano en esa fiesta. Mucho, a juzgar por el gran secretismo de todos. Pero para eso no necesito poner la tele, y ni siquiera tenerla en mi domicilio. Me basta con no querer saber.
Un poco después, un equipo de similares dimensiones se traslada a un pueblo gallego para conocer la repercusión del apagón analógico de sus televisores. Cualquiera podría pensar que es toda una fortuna no tener posibilidad alguna de asomarse a semejantes contenidos en una televisión pública, la española, que pagamos entre todos a escote y nos sale un ojo de la cara, aunque preferiríamos que ese ojo fuera tuerto. No sé si usted me entiende, pero visto lo que se ofrece en la pantalla casi es preferible que no haya tele, ni señal, ni feria de Sevilla, ni artilugio alguno.
Pero aún faltaba lo mejor: un interesantísimo reportaje sobre cómo conservar las alfombras dentro del armario en verano, tal y como hacen en el sur. Hay que rociarlas con sal y envolverlas en papel de periódico, aunque en muchas de nuestras casas tal imprescindible consejo sea inútil porque permanecen exactamente en el mismo lugar que durante el invierno, o sea, a nuestros pies.
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