Recuerdo que... Hace unos años me llevé las manos a la cabeza alarmada por las hambrunas en África. Resulta que las sequías son letales, claro, y cuando hay cosecha, la langosta es casi peor. Mi alarma provenía de saber que la langosta pone sus huevos, que permanecen ahí, hasta que vienen las lluvias y hay cosecha. La paciencia del huevo de langosta dura hasta tres años. Justo el tiempo en que está asegurada la lluvia para la cosecha. Acaso la maldad de los humanos provenga de esa capacidad de predicción de la naturaleza.
Este recuerdo, que dormía en mi cerebro, ha despertado tras la lectura de esta noticia.Si llueve, nos quemamos; si no llueve, nos ahogamos.
¡No me digas que la de la foto no tiene cara de mala!
1 comentario:
Hombre, mala, mala... es que la han dibujado así.
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