Exactamente un tercio. Hace una semana todos los diarios salían con la noticia del equipo resultante tras la celebración del XVI Congreso del Partido Popular celebrado en Valencia. Pues bien, Mariano Rajoy ha compuesto una ejecutiva en la que con muy diferentes cargos trabajarán 56 personas, incluido él. Hechas las cuentas, resulta que solamente el 34%, es decir, un tercio, son mujeres. Digo solamente porque son tiempos de igualdad y de paridad, más en aquellas organizaciones -como los partidos políticos-, más como el partido de la oposición, que tienen como aspiración alcanzar el Gobierno.
El PP ha compuesto una ejecutiva con esos porcentajes porque puede permitírselo: España no se ha dotado aún de ley alguna que obligue a las organizaciones políticas a actuar en sus estructuras internas del mismo modo en que deben actuar en los procesos electorales, cuando las listas deben ser obligatoriamente paritarias. También puede permitírselo porque en tanto organización no ha desarrollado la sensibilidad necesaria como para sentir la necesidad de dar a las militantes de su partido las mismas cotas de responsabilidad que les adjudica a ellos.
La conclusión es clara y forzada, además: la razón de que el PP constituya listas paritarias para los procesos electorales es que la ley se las impone, porque cuando no tiene un vigilante que se las puede impugnar, mira hacia las corbatas de su partido y les llama a formar parte de los cuadros de decisión.
Jorge Luis Borges ha dejado escrito en alguno de sus cuentos que cuando una persona está llamada a realizar una tarea heroica o canallesca, debe comportarse desde antes de hacerla como si ya hubiera completado su destino. Los partidos políticos deben comportarse aún en la oposición como si ya gobernaran. Porque, fíjese: ¿en qué situación se quedan las mujeres del PP que valen para las listas electorales pero no para los periodos anteriores a ellas? ¿Qué datos les están ofreciendo a ellas sobre la consideración en que las tienen? ¿Qué lectura debe hacer la ciudadanía? Es evidente que con unos antecedentes como estos, cuando en las próximas elecciones leamos la composición de las listas del PP, pensaremos que al menos una parte de las mujeres está ahí como cuota. Y eso es desincentivador, y personalmente muy decepcionante.
Se puede, además, interpretar de otros modos. La militancia política dota de una experiencia, una formación y una serie de herramientas dialécticas muy útiles para el desarrollo posterior de la actividad en los órganos de gobierno de las administraciones. Quien ha ocupado cargos cuenta con información cualificada y con destrezas que no se adquieren sino en el ejercicio de responsabilidades. La mujer tradicionalmente no se ha ejercitado en esas lides, de modo que no resulta tan competitiva, ni siquiera tan ambiciosa. Si se le achica el campo de las responsabilidades, se encontrará demasiado a menudo fuera de juego. Y eso ni es sano para la sociedad ni para los partidos democráticos, que son los llamados a regir las democracias aunque en muchos casos no practiquen los procedimientos democráticos en sus estructuras. Y la igualdad y la paridad son dos bellos y justos logros democráticos que deben constituirse desde ya en procedimientos.
Publicado en El Correo de hoy. La ilustración es de Jesús Ferrero.
3 comentarios:
Muy de acuerdo. Las mujeres del PP critican la paridad porque dicen que quieren llegar alto por su valía y no por cuota. Todo indica que su partido es precisamente el que les trata como cuota.
Esclarecedor. Todos son iguales, pero unos son más iguales (a sí mismos) que otros.
Me gustaría ver un PP con un 33% de asiáticos y un 33% de negros, por poner un ejemplo. Sería curioso, aunque a mi eso de lo políticamente correcto pero impuesto no es que me tire mucho...
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