Rodrigo Ordóñez es un jóven licenciado en Periodismo que, desde que llegó a la Universidad del País Vasco, no ha parado: Primero fue a Inglaterra a formarse, después a París, estudió en una Universidad de EE UU y después trabajó como fotógrafo en Nueva York. Ahora es responsable de comunicación de una organización humanitaria en el sur de Sudán. Hoy viene a ocupar la sala de invitados y nos trae este regalo:
El pasado martes por la mañana Lucía me pedía en un correo electrónico que escribiera una nota para la sección de invitados de su bloc. El día se presentaba duro y con mucho trabajo por delante, y aparte de la falta de tiempo, a un servidor no se le ocurría ningún tema interesante. Las cartas marruecas y los relatos de viaje, mejor dejárselos a Conrad y Kipling.
Estos días me encuentro en Juba, la sede del gobierno provisional del sur de Sudán. Tras décadas de guerras civiles, el norte y el sur de Sudán firmaron un acuerdo de paz en 2005, que sirve de constitución provisional a la vez que establece una hoja de ruta (¿les suena?) para las dos partes. De este modo, el sur de Sudán se encuentra sumido en un complejo proceso democrático, que culminará con un referéndum en 2011 (ahora les debería sonar un poco más) para decidir si siguen siendo parte de Sudán o si los sudaneses y sudanesas (por si aún había algún despistado) del sur prefieren forman un estado independiente.
Bromas aparte, este proceso supone esperanza y oportunidades para el sur de Sudán, al que empiezan a regresar los refugiados para seguir con la vida que dejaron atrás durante la guerra. El progreso económico también empieza a dejarse ver, aunque en menor medida para las zonas fronterizas, cuya línea divisoria aún no ha sido definida con claridad. El norte y el sur aún se disputan estas regiones, debido sobre todo al poderoso caballero don petróleo que se encuentra bajo ellas. Estas regiones limítrofes (Abyei, Southern Kordofan y Blue Nile) están regidas por un proceso algo diferente, pero que tendrá lugar en torno a las mismas fechas.
En este contexto, la organización humanitaria para la que trabajo organiza esta semana una conferencia sobre los derechos de la mujer, que reúne a líderes comunitarias de zonas rurales (incluyendo las áreas fronterizas), parlamentarias y mujeres que forman parte del ejecutivo. Uno de los objetivos de este encuentro es fomentar la participación de las mujeres del sur y de las áreas fronterizas en el proceso democrático. El encuentro con otras mujeres que forman parte del gobierno es muy enriquecedor para las líderes, ya que les da la oportunidad de intercambiar ideas en torno a los temas que les afectan día a día. La idea es que la discusión hará que ambas partes definan sus respectivos papeles para promover la participación de la mujer en la vida social y política. La legislación vigente garantiza a la mujer un mínimo de un 25% de participación en todos los órganos del gobierno. En la práctica, este porcentaje está lejos de ser una realidad. En una de las sesiones participan como invitadas las líderes de dos grupos de mujeres de Uganda y Sierra Leona, que consiguieron garantizar el cumplimiento de cuotas similares establecidas por la ley de dichos países.
En mis funciones de responsable de comunicación, la semana pasada enviamos una nota de prensa (en inglés) para los medios de comunicación locales y nacionales, informándoles de la celebración de este evento. El titular, “Activistas sociales y líderes políticos combinarán sus esfuerzos para promover la participación de la mujer”.
El martes antes mencionado era el primer día de la conferencia y el ritmo de la mañana fue muy intenso. A la hora del almuerzo, apareció por la mesa uno de los periódicos nacionales, con sede en Jartum. Formato sábana, varias páginas en color, diseño medianamente decente y unas cuantas fotos en portada fueron lo primero que atrajo mi atención. Después miré la noticia que estaba resaltada en un recuadro centrado en la parte superior de la portada. Leo con horror el titular: “Las mujeres, otra vez, se reúnen para conspirar cómo derrocar la dominación masculina”. Después leo el antetítulo: “Uganda y Sierra Leona compartirán consejos sobre cómo acabar con un mundo de hombres”. En la parte donde generalmente pone Agencias o el nombre del autor, aparece el nombre de mi organización. Menudo papelón.
El dichoso titular (sobre todo el “otra vez”) daría para unas cuantas entregas de aquel ‘Curso de ética periodística’ de Caiga Quien Caiga. Dejando también a un lado que este encabezado está plagado de faltas gramaticales, veo que la entradilla discurre por similares derroteros. Al seguir leyendo, descubro con relativo alivio que el resto del texto, que continúa en la segunda página, ha sido un cortar y pegar literal (un concepto básico del periodismo, dijo alguien) de mi nota de prensa. Para consolarme, me viene a la cabeza el que es concepto básico de las relaciones públicas: “Toda publicity, incluida la mala, es publicity”. Al compartir el periódico con mis compañeros, ese parece ser el sentimiento general tras la primera reacción de reír a carcajadas ante tal desatino.
El hotel donde se celebra la conferencia se encuentra a las orillas del Nilo, que veo fluir impasible desde el bar mientras escribo estas líneas. Hoy es viernes y, así en frío, lo veo con otros ojos. Detrás de lo obvio, esta anécdota revela el largo camino que les queda por recorrer a las mujeres sudanesas, y la escasa profesionalidad del periodismo. Nuestra conferencia termina mañana [por el sábado]. En el bar todavía cuelga una pancarta de una conferencia que terminó el lunes, en apoyo a la libertad de prensa. La paciencia, la perseverancia y la buena voluntad las ponen los de aquí.
Estos días me encuentro en Juba, la sede del gobierno provisional del sur de Sudán. Tras décadas de guerras civiles, el norte y el sur de Sudán firmaron un acuerdo de paz en 2005, que sirve de constitución provisional a la vez que establece una hoja de ruta (¿les suena?) para las dos partes. De este modo, el sur de Sudán se encuentra sumido en un complejo proceso democrático, que culminará con un referéndum en 2011 (ahora les debería sonar un poco más) para decidir si siguen siendo parte de Sudán o si los sudaneses y sudanesas (por si aún había algún despistado) del sur prefieren forman un estado independiente.
Bromas aparte, este proceso supone esperanza y oportunidades para el sur de Sudán, al que empiezan a regresar los refugiados para seguir con la vida que dejaron atrás durante la guerra. El progreso económico también empieza a dejarse ver, aunque en menor medida para las zonas fronterizas, cuya línea divisoria aún no ha sido definida con claridad. El norte y el sur aún se disputan estas regiones, debido sobre todo al poderoso caballero don petróleo que se encuentra bajo ellas. Estas regiones limítrofes (Abyei, Southern Kordofan y Blue Nile) están regidas por un proceso algo diferente, pero que tendrá lugar en torno a las mismas fechas.
En este contexto, la organización humanitaria para la que trabajo organiza esta semana una conferencia sobre los derechos de la mujer, que reúne a líderes comunitarias de zonas rurales (incluyendo las áreas fronterizas), parlamentarias y mujeres que forman parte del ejecutivo. Uno de los objetivos de este encuentro es fomentar la participación de las mujeres del sur y de las áreas fronterizas en el proceso democrático. El encuentro con otras mujeres que forman parte del gobierno es muy enriquecedor para las líderes, ya que les da la oportunidad de intercambiar ideas en torno a los temas que les afectan día a día. La idea es que la discusión hará que ambas partes definan sus respectivos papeles para promover la participación de la mujer en la vida social y política. La legislación vigente garantiza a la mujer un mínimo de un 25% de participación en todos los órganos del gobierno. En la práctica, este porcentaje está lejos de ser una realidad. En una de las sesiones participan como invitadas las líderes de dos grupos de mujeres de Uganda y Sierra Leona, que consiguieron garantizar el cumplimiento de cuotas similares establecidas por la ley de dichos países.
En mis funciones de responsable de comunicación, la semana pasada enviamos una nota de prensa (en inglés) para los medios de comunicación locales y nacionales, informándoles de la celebración de este evento. El titular, “Activistas sociales y líderes políticos combinarán sus esfuerzos para promover la participación de la mujer”.
El martes antes mencionado era el primer día de la conferencia y el ritmo de la mañana fue muy intenso. A la hora del almuerzo, apareció por la mesa uno de los periódicos nacionales, con sede en Jartum. Formato sábana, varias páginas en color, diseño medianamente decente y unas cuantas fotos en portada fueron lo primero que atrajo mi atención. Después miré la noticia que estaba resaltada en un recuadro centrado en la parte superior de la portada. Leo con horror el titular: “Las mujeres, otra vez, se reúnen para conspirar cómo derrocar la dominación masculina”. Después leo el antetítulo: “Uganda y Sierra Leona compartirán consejos sobre cómo acabar con un mundo de hombres”. En la parte donde generalmente pone Agencias o el nombre del autor, aparece el nombre de mi organización. Menudo papelón.
El dichoso titular (sobre todo el “otra vez”) daría para unas cuantas entregas de aquel ‘Curso de ética periodística’ de Caiga Quien Caiga. Dejando también a un lado que este encabezado está plagado de faltas gramaticales, veo que la entradilla discurre por similares derroteros. Al seguir leyendo, descubro con relativo alivio que el resto del texto, que continúa en la segunda página, ha sido un cortar y pegar literal (un concepto básico del periodismo, dijo alguien) de mi nota de prensa. Para consolarme, me viene a la cabeza el que es concepto básico de las relaciones públicas: “Toda publicity, incluida la mala, es publicity”. Al compartir el periódico con mis compañeros, ese parece ser el sentimiento general tras la primera reacción de reír a carcajadas ante tal desatino.
El hotel donde se celebra la conferencia se encuentra a las orillas del Nilo, que veo fluir impasible desde el bar mientras escribo estas líneas. Hoy es viernes y, así en frío, lo veo con otros ojos. Detrás de lo obvio, esta anécdota revela el largo camino que les queda por recorrer a las mujeres sudanesas, y la escasa profesionalidad del periodismo. Nuestra conferencia termina mañana [por el sábado]. En el bar todavía cuelga una pancarta de una conferencia que terminó el lunes, en apoyo a la libertad de prensa. La paciencia, la perseverancia y la buena voluntad las ponen los de aquí.
La foto es de aquí.
9 comentarios:
Eso sí que es un titular objetivo y desapasionado. No les quedan capas de barniz ni nada.
A pesar de lo pelín cursi que es la referencia a Conrad y a Kipling en las primeras líneas, observo con estupor como la cosa continúa agravándose al introducir palabras anglosajonas. Sin duda a este tan inteligente chico se le ha olvidado el idioma de Cervantes, antes conocido como español, de tanto andar viajando por ahí. No sé si lo más inteligente es irse por esos mundos de Dios con la formación de la muy reputada escuela de periodismo CQC. Lo mismo aprobó Komunikabideen Teknologia de forma demasiado fácil, aunque con ese titulito...
De dónde le sale a Pedro Olañeta tanta mala baba lo sabrán en su casa.
Pues sí, Rodrigo es un chico inteligente y por el momento no podemos decir lo mismo de quien firma el comentario anterior. Rodrigo siempre ha escrito correctamente en castellano, y después de unos años en el extranjero sigue hablando tan bien como cuando salió de Burgos.
Dice Pedro Olañeta que usa palabras anglosajonas. ¿A qué se referirá?, ¿a publicity? ¿Por qué usa el plural si es una palabra?
Se fija Pedro Olañeta tanto en las palabras que se olvida de que el mensaje de Rodrigo es importantísimo y, además, muy apropiado para este blog. O sea, que Pedro Olañeta no se ha enterado de nada. Estamos hablando de derechos humanos y Pedro Olañeta mira el dedo.
De todo el post, ¿qué es lo que más le molesta a Pedro Olañeta?: ¿Lo que ha viajado Rodrigo?, ¿que ha estudiado en universidades de cuatro países?, ¿que tiene un trabajo interesante y además comprometido con la humanidad?, ¿qué tiene sentido del humor?
Pedro Olañeta no aporta nada interesante a este blog, viene aquí a ofender a mis invitados y a dejar su rastro de mala baba. Y de paso enmierda todo aquello a que hace referencia, porque en su amargura arremete incluso contra un espacio tan divertido como las clases de ética periodística de CQC.
Muy buena persona y muy alegre Pedro Olañeta, pero ojalá se olvide de la dirección de esta casa. Ea, que diría Cervantes.
Enhorabuena, Rodrigo. Me encanta el periodismo comprometido y, cómo no, la gente comprometida.
Olañeta, no.
A mí también me ha encantado: la entrada, su trabajo y él. Aprovecho para dar "publicity" a una iniciativa que tiene algo que ver: "África imprescindible, al sur del Sahara", que tendrá lugar entre el 15 y el 31 de octubre.
Organizado (creo que es la segunda edición) por organizaciones como SOS Racismo, ACNUR, Intermón-Oxfam o Alboan, sus propuestas incluyen una exposición fotográfica en los comercios del casco viejo bilbaíno; música africana en directo en el Kafé Antzokia; música y cuentos en Bilborock; un curso en la Universidad de Deusto sobre los movimientos sociales africanos, y (por eso me he acordado), una charla sobre los movimientos de mujeres en África. La conferencia es el martes 23 a las 19:30 en la Sala de Juntas Generales de Bizkaia. Sus ponentes son Edmundo Sepa, sociólogo y presidente de la ONG ETANE, y Remei Sipi, escritora y miembro de la asociación guineana de mujeres E'Waiso Ipola.
Rodrigo, gracias por compartir con nosotros esa anécdota que tan bien ilustra lo abismal de la tarea que lleváis a cabo en ese rincón del planeta. No desalientes. El que se organizara el encuentro ya es un logro de por sí, y que no pasara desapercibido para los periódicos de Jartum, también. Y si ellos lo ven como una amenaza para el dominio de los hombres ... ¡pues tienen razón! Un abrazo, Mercedes Gallego
Pues a mí me parece una nota bastante bien escrita. Y el asunto me ha provocado interés y curiosidad. No sé qué más se puede pedir a un texto de bitácora.
Un saludo,
Animo, Rodrigo.
No me quiero ni imaginar la fortaleza de esas mujeres para realizar lo que poco a poco están consiguiendo. Sin duda son el motor de África.
Reivindicar derechos en Occidente ya es jodido; no podemos abarcar lo que eso quiere decir en países en desarrollo.
Como siempre, el empecinamiento de unos pocos hace contribuir a que la rueda de la historia siga avanzando.
Bravo al invitado.
Los trolls son el mejor síntoma de que uno va por el buen camino.
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