lunes, diciembre 18, 2006

Un invitado en la sala




Nahum, Alberto Nahum García, es un joven profesor de la Universidad de Navarra. Quienes frecuentáis este 'Bloc de notas' sabéis de la frecuencia e interés de sus aportaciones. En esta ocasión, ha aceptado mi invitación a ocupar la sala de invitados. Éste es el texto que nos deja para que reflexionemos:


Defensa de la Universidad



Amo el periodismo. Creo en él. Profesión noble y apasionante, travesía vital, puro veneno.

El periodista, como el político, es un servidor público. O debe serlo. Cuando escucho a colegas despotricar contra los políticos al grito de “son todos iguales” o “solo quieren llevárselo crudo”, me revuelvo en mi asiento. Porque no se dan cuenta de que conformamos las dos caras de una misma moneda y el planteamiento es reversible como un calcetín.

El periodismo constituye la esencia de la democracia. En sociedades libres como las occidentales, la información es imprescindible. Lo escribió hace décadas Walter Lippman y conviene recordarlo ahora más que nunca. En esta profesión repleta de mercenarios, reivindico al periodista que aún cree en el periodismo, esto es, en la verdad. Por eso los cínicos no sirven para este oficio.

El periodismo tiene la obligación de hacer entendible la sociedad para nuestro público. Debemos ir con el machete entre los dientes, abriendo camino entre la selva, traduciendo la complejidad del mundo.

Para esta tarea cartográfica es necesaria una excelente formación. Ahí radica la clave. El suicidio moral y político de una sociedad comienza por desatender las cuestiones educativas. Y la infección está alcanzando a la tribu periodística. Intento convencer a mis alumnos de que es más importante la “mente-factura” que la manufactura. Que lo esencial son los contenidos humanísticos y lo accesorio las prácticas. Que el Quark y el Dreamweaver se aprenden en dos patadas. Que no sirve de nada coger una cámara último modelo si no son conscientes de la bomba de relojería que llevan entre las manos, si no se preguntan si la realidad, al pasar por el objetivo, deja de ser realidad.

Los años universitarios se antojan cruciales. Hay tiempo para pensar, leer y estudiar filosofía política, para dialogar con textos, películas y profesores. Para tener vivencias. Polemizar. Mirar la realidad desde otro ángulo. Discutir con personas abiertas a las razones del otro, no escudadas en eslóganes, ese fast-food intelectual para mentes perezosas y siempre indignadas. Los años de facultad permiten desarrollar la independencia intelectual y el sentido crítico. Buscar la verdad con pasión, con ojos humildes. Aprender. Porque la universidad, sobre todo, enseña a aprender.

Los médicos cuentan con años de formación porque juegan con vidas. Nosotros manejamos ideas, hechos, mentes. ¿No se merece esta aventura un máster en Humanismo y Sociología antes de zarpar?


Muchas gracias, Nahum.


El mapa es el de la isla del tesoro ("por aquello de aunar cartografía y aventura periodística", dice Nahum).

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la mitad de los profesores de las universidades pusieran la mitad del empeño y el entusiasmo que pone Nahum, si dedicaran la mitad del tiempo que él dedica a preparar las clases, a corregir y comentar las prácticas, a plantear retos a los alumnos, otro gallo kikirikí.

De todas las cosas interesantes que dice en este texto, me quedo con la crítica a la gente que se escuda en eslóganes y vive siempre indignada: al final es... ¡pura pereza!

Hace unos días, el interesantísimo blog de eresfea (eresfea.blogspot.com) dedicó un comentario a la culpa, que comenzaba así: "Piense en algo que esté mal en el mundo. ¿Ya? Ahora busquemos al culpable: Bush, las multinacionales, la globalización, el capitalismo salvaje, el incumplimiento de los protocolos de Kyoto, la iglesia católica, los jueces, los árbitros y los entrenadores, los militares, la televisión, las drogas, los pesticidas, las grasas trans y el colesterol malo. Encontró al culpable, seguro".

Nahum siempre hurga un poco más. A veces le gusta echar un poco de sal en alguna heridita, y no está mal que nos escueza, así no nos amodorramos con esos pensamientos refritos de tercera mano.

Además es de Murcia, una tierra muy curiosa que tenemos ahí olvidada, en el rincón sureste, y a Nahum le salen unos toques panochos indígenas muy interesantes, como de tribu amazónica no contactada.

Y por si fuera poco, bastantes alumnas (lo sé de primera mano) y quizá también algunos alumnos (esto no me consta) suspiran a su paso.

Eso sí: sigo sin entender por qué no le pone a Nahum la tilde que le corresponde.

Ander

June Fernández dijo...

Me ha hecho ilusión esta entrada porque Nahum me despierta una enorme curiosidad. Como no tiene blog, no sabía nada de él. Hasta hace poco ni siquiera estaba segura de si era hombre o mujer. Y es atractivo, ¿eh? Con los blogs ocurre como con la radio, no puedo evitar imaginarme como sois los que no conozco. Por eso no he puesto foto en mi blog, a mí personalmente me gusta esa intriga.

La verdad es que pocas veces estoy de acuerdo con él, especialmente al hablar de temas tan recurrentes como el proceso de paz y la lucha por la igualdad de la mujer. Aún así, siempre me ha gustado lo que comenta Ander; que no cae en el tópico fácil, ni en el eslógan que critica, que demuestra ser inquieto, no le preocupa ser políticamente correcto...

A todo esto, después de leer esta entrada, he de sumar, también como Ander, esa pasión que le pone a la profesión periodística y a la docencia. Yo también creo que debe ser un excelente profesor.

Yo me quedo con lo de que los cínicos no sirven para este oficio (me suena de Kapuscinski, ¿no?). Es triste que ni siquiera los propios profesionales crean ya en la función social del periodismo y el poder que tenemos cada uno de nosotros y nosotras para hacer que el mundo sea un poquito mejor. Yo he estudiado periodismo por eso (entre otras muchas cosas) y por eso me duele que se me tache de idealista.

Completamente de acuerdo también con lo de las mentes perezosas siempre indignadas y con el valor de los años de carrera que, en mi opinión, la mayoría no aprecia ni aprovecha.

Total, que me quito el sombrero, señor Nahum. Por cierto, me encanta tu apellido, pensaba que era un seudónimo.

Anónimo dijo...

En plan biógrafo oficioso, June, te cuento que Nahum (¡Nahúm!) no es el apellido de Alberto sino el segundo nombre. Él y sus hermanos -el clan García Martínez- tienen todos un segundo nombre peculiar
para sazonar un poco los apellidos y para distinguirse de las otras doscientas mil personas que se llaman igual. Nahum distingue, vaya si distingue.

Ander

Anónimo dijo...

Nahum, no tuve la suerte de que me dieras clases, aunque tampoco creo que suspirase al verte, como dice Ander. Pero me alegro de conocerte ahora. También me intrigabas. Yo soy de los que leo el blog, pero no escribo. Demasiado nivel.

Interesante lo que dices. Creo que no existe ninguna profesión en la que la gente "esté tan devuelta" a los pocos años o meses de trabajar en ella. Ya lo sabemos todo. Lo hemos visto todo. Lo hemos escrito todo. Y no.
Uno necesita seguir formándose, cuidar la expresión, editar los textos, contrastar las fuentes, consultar los temas...

Por eso, estoy contigo. La Universidad, en el fondo, enseña a aprender. Kapuscincski es un buen ejemplo, pero también Politkovskaya y tantos otros que nunca recibirán premios.

Me parece que la Universidad debería formar más en el valor del día a día. No en cómo ser el gran generador de opinión pública, sino en cómo desarrollar con brillo cada jornada. En Pamplona a veces se sueña demasiado y después la realidad es otra: más dura, más fría; pero no por ello menos importante.

Y eso. Marcho a la jungla a dar machetazos.
Iñaki Makazaga

Anónimo dijo...

Ke amor que tiene esta mujer por los de Navarra!Si, nahun es maravilloso y fantástico pero, es muy facil hablar desde aqulla universidad. Privada y con muchos medios y contantos en todos los medios del Estado.
Y si algo sale mal, esta papaíto con su mercedes para que el niñito no pase hambre.! Y los periodistas que cobramos cuatro duros en que soñamos, los que tenmos que tener otro trabajo, q pasión, eh? Vida real!!!

Anónimo dijo...

A este trapo voy a entrar. Maite T. ha hablado, ha salido de las catacumbas de la pobreza y de la depresión, y se ha expresado.
Amor por los de Navarra: Yo estudié en la Facultad de la UPV (pública), trabajo en la UPV (pública) y creo que personalmente conozco a un par de profesores de Navarra. Mis amores, que no son muchos, pero sí intensos, los tengo en mi casa, y alguno donde trabajo y donde trato a la gente. La universidad que conozco bien es la pública, y estoy satisfecha con sus resultados aunque son manifiestamente mejorables. De lo que no estoy nada satisfecha es de la visión negativa y pesimista que tiene algún estudiante de la pública como Maite T., cuyo padre no tiene un Mercedes. ¿Qué coche tendrá?
Cuando creé el blog, mandé un aviso a amigos y compañeros de profesión con el ánimo de que lo enriquecieran. Supongo que entrarían a ver el trabajo de una compañera, pero he debido de aburrirles considerablemente, porque apenas ha participado uno de ellos.
Yo nunca invité a Nahum a visitar el ‘Bloc’. No lo conozco, nunca lo he visto. Él vino y se quedó, y de leernos salió la invitación a ocupar la sala de invitados. Una invitación que aceptó él, como tantos otros, pero que Nahum ha llevado a la práctica y me ha enviado el texto.
Todo esto debe de ser muy difícil de entender y ofrecer muy mal aspecto. Ante ello, Maite T. trae tópicos burdos y baratos como que yo tengo amor por la privada, que los de allí llaman “papaíto” a su padre y que, cuando tienen hambre, esto es lo más sorprendente, se comen su mercedes.
Los planteamientos de Maite T. son tan tan tan (como escribiría Unai Elorriaga).
Y esa forma de escribir. Esto en un blog, un medio de comunicación, un sitio público.

Ay, y me tengo que ir, que tengo un mercedes en el horno.

Miguel Carvajal dijo...

Lucía, conocí tu blog gracias al de Ander, y me interesó mucho. No he sido constante en el seguimiento, pero de vez en cuando pico para ver qué encuentro. Muchas veces una reflexión brillante, otras un comentario profundo o de vez en cuando una broma en las réplicas. Me parece estupenda la idea de traer a diversos profesionales para que nos den su opinión. Enhorabuena.

Conozco al invitado de hoy, no sería imparcial en la valoración. Creo contarme entre sus amigos. Sé el empeño que pone en ser consecuente con lo que escribe. Ander también apunta en esa línea.

Por cierto, no le hagáis mucho caso cuando habla de mente-factura por encima de la manufactura. Los que le conocemos sabemos de los estragos de su caligrafía y su dibujo disléxico.

Fuera bromas. Creo que el máster en Humanismo y Sociología que propone resume bien su propuesta. El PERIODISTA debe ser un EXPERTO EN EL ALMA HUMANA. Por eso, no estoy de acuerdo con maite t. Para conocer el alma humana, los medios materiales (los recursos económicos) son más cargas y lastres que ayudas. ¡Viva Diógenes!

Anónimo dijo...

Yo tampoco entiendo el planteamiento de Maite. Soy una defensora a ultranza de la educación pública pero eso no me lleva a estigmatizar la privada. Ni creo que un profesor deba sentirse culpable por trabajar en la privada ni creo que todos los alumnos de la privada sean niños de papá. Yo conozco a mucha gente cuyos padres se matan a trabajar y hasta piden préstamos para darle a sus hijos lo que consideran lo mejor. También existe algo que se llama beca.

Pero está bien el comentario de Maite porque es un ejemplo de las mentes perezosas y siempre indignadas de las que hablaba Nahum.

Pues bonito nombre entonces

Anónimo dijo...

Espectacular maite t, qué manera de exhibirse. El comentario es tan revelador que no hace falta perder ni medio minuto para calificar a la autora: basta con leerla. Eso sí, resulta difícil contener la carcajada.

Ander

Anónimo dijo...

Buen texto, Nahum. Y si lo que dices para los años de universidad lo hacemos extensivo a todo el tiempo de actividad profesional (nulla aetas ad discendum sera), otro gallo informativo nos cantaría.

Feliz Navidad omnibus.

Anónimo dijo...

Gran texto.

No cabe duda que en el periodismo o en cualquier profesión si no hay pasión por lo que haces, no podrás hacerlo tan bien.

Mrs.Doyle

Anónimo dijo...

Ups.

Se me escapó una preposición...

Mrs. Doyle

Anónimo dijo...

¡Uff, que estrés, cuanto comentario! Al salir del despacho me voy a dar con la puerta de tanto que se está hinchando mi ego...

Ander, cásate conmigo, porfi.

Y por cierto, no le pongo tilde a Nahum porque de pequeño no sabía que la llevaba. Así que luego lo he mantenido acogiéndome a que la ortografía se va de vacaciones cuando llegan los nombres propios.

Creo que algo parecido le pasó a la princesa, que no sabía distinguir la "c" de la "z". Y, mira, ahora hay una hemorragia de "Letizias" en el registro que pa qué...

Maite: me encanta trabajar en una universidad privada. Las defiendo. Será que soy un liberal, qué sé yo, y que me gusta que no sea solo el estado quien domine la educación.

Si te sirve de consuelo, pude venir a Pamplona gracias a una cuantiosa beca del Ministerio, al que por supuesto le estamos muy agradecidos mis padres, mis hermanos y yo.

Y ahora mi mamá, oshea, sabessss, tiene un Audi. Los Mercedes son para nuevos ricos...

Anónimo dijo...

Nahum: Y ahora que has recibido tantos elogios, que has elevado el nivel de visitas a este blog que es tan vuestro como de quien lo administra… (y que te estoy tan agradecida), llega el momento de que alguien ‘te meta las gomas’: Es ésta una expresión muy bilbaína que hace referencia al lavado de estómago, a cuando por profilaxis se obliga a alguien a sacar cuanto lleva dentro. Ejem.
Dices que amas el periodismo, que reivindicas la verdad.
Yo siempre he creído que la mejor formación que podemos obtener los periodistas, o quienes aspiren a serlo, es la de siempre, la de toda la vida: esa que nos enseña a relatar una noticia, un suceso, un breve, una entradilla; la que nos obliga a un único titular.
Somos contadores de historias, observadores del mundo, testigos de la realidad, notarios. Somos ese personaje que corre para dar la noticia. Que corre a toda velocidad, que anhela llegar antes y decir lo que ha visto o le han contado; que desea ver la cara de sorpresa en quien escucha o recibe la noticia.
Pero para hacerlo bien, debemos manejar muchas claves. Y debemos ser humildes, sensatos, razonables.
Yo no sé si es mejor periodista quien tiene el talento o quien sabe encontrar personas talentosas.
Recuerdo de García Márquez en el relato del naufrago, que supo entender que él sabía contar las cosas. Siempre tengo la duda de que, aunque la fuente sepa contar, el periodista debe sabe escuchar y mirar. Y seleccionar lo mejor. (Cuántas dudas me plantea esto, qué devaneo).
La formación es indispensable, acaso imprescindible, pero…
¿Hay algo más? ¿Algo que nosotros no podamos enseñar pero se debe y puede aprender?
La respuesta es que sí, porque si no fuera de esa forma, yo dejaba caer la tiza de la mano y me iría a no sé aún dónde, pero me iría.

Anónimo dijo...

Supongo que hay cierto talento innato, eso que llaman olfato periodístico o don de la palabra o lo que sea. Pero, aún así, sí estoy convencido de que se puede enseñar a mirar.

Por ejemplo, a Sintomático, a nomeacuerdo y a mí, gentes como Ander nos enseñaban a mirar, explícitamente, en las prácticas que nos corregían.

Pero no solo eso. El profesor es solo un guía, un tipo que sugiere caminos e intenta transmitir ilusión al alumno. Junto a esto, también se aprende a mirar atendiendo a cómo otras personas han observado el mundo y lo han contado. Esos expertos en alma humana, esos cartógrafos sociales (llámense periodistas, literatos, viejetes del pueblo, cineastas).

Supongo que ese algo más que pregunta Lucía va por ahí: capacidad de asombro, ganas de aprender siempre, ilusión ante la adversidad, afán de servicio... todo eso se debe y se puede aprender, pero es difícil dar una clase teórica sobre eso. En esos temas, el profesor, como mucho, da ejemplo, contagia pasión, quiere a los alumnos, es ejemplo de trabajo...

Y esa actitud no es fácil de enseñar, pero va calando.

Anónimo dijo...

Nahum lehendakari!

(Si en Catalunya tienen un cordobés, por qué no vamos a tener nosotros un murtziano).

Voy a comprar acciones de Interflora, deben de estar disparándose.

Ander

Zigor Aldama dijo...

Diosssssss, no voy a decirlo porque es una groseria... Que bueno leer las reflexiones de Nahum, las de la anfitriona y las de todos los invitados, incluida nuestra amiga Maite T.

Maite, no quiero ser hiriente, pero una periodista que ni siquiera escribe correctamente en un espacio como este no puede aspirar al Pulitzer y, posiblemente, tampoco a un sueldo muy elevado. Es como el bombero que no sabe utilizar la manguera (no le busqueis dobles sentidos).

Solo queria adherirme a los elogios que ha recibido Nahum, y puntualizar un tema. Solo si la mayoria de profesores fuera como Lucia o el protagonista de la sala de invitados de hoy, la universidad cumpliria su funcion. Desafortunadamente, no lo es, y esta llena de gente mediocre a la que lo que mas falta le hace es el gusto por ensegnar. Es una de las razones mas importantes por las que creo que, en general, la facultad de periodismo deja mucho que desear (creo que mas de lo que dejas entrever, Lucia). Asi es imposible crear curiosidad en los alumnos. Primero la tendran que tener los profesores.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el texto escrito de Nahún, pues se ve que es un profe que domina bien la escritura. También quiero deciros que cualquier profesor que transmite en periodismo un poco de ilusión con un poco de curiosidad, hará muy bien su trabajo de profesor. De todos modos, creo que los profesores siguen siendo excesivamente teóricos, aunque hay de todo como en botica.

Pincha blogs

Anónimo dijo...

En cuanto a la tilde... parece mentira... Las agudas se acentúan cuando terminan en vocal, 'n' o 's', pero no en 'm'...

M.

Anónimo dijo...

Anónimo o anónima M.:

Parece mentira, sí. Parece mentira que acentúen Raúl cuando es una aguda acabada en 'l'. Pero ¿te suenan los hiatos?

Tronco va:

Las palabras con hiato formado por una vocal cerrada tónica y una vocal abierta átona, o por una vocal abierta átona y una cerrada tónica, siempre llevan tilde sobre la vocal cerrada, con independencia de que lo exijan o no las reglas generales de acentuación: armonía, grúa, insinúe, dúo, río, hematíe, laúd, caída, raíz, feúcho, cafeína, egoísmo, oír. La presencia de una hache intercalada no exime de la obligación de tildar la vocal tónica del hiato: búho, ahíto, prohíbe.

ANDER

 
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