domingo, septiembre 14, 2008

Viajo a ciegas



"Cuando viajo no leo nada sobre el país al que me dirijo. Es más, procuro olvidar todo lo que sé sobre el mismo. Pretendo, así, ponerme a la altura del hombre de la calle más ingenuo que tiene apenas unas cuantas ideas matrices. Escribo entonces lo que veo y nada más".


Josefina Carabias, corresponsal. Madrid, Asociación de la Prensa de Madrid, 2008. Pág. 13

Sois muchos los periodistas viajeros que frecuentáis este blog. Creo saber, además, que no compartís opinión con Carabias. Me gustaría conocer vuestras opiniones
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4 comentarios:

Ander Izagirre dijo...

Me parece bien tratar de mantener la mirada ingenua y fresca del recién llegado, pero las lecturas previas ayudan a entender algunas claves de los sitios. Por ejemplo: ¿por qué narices viven cien personas en un pueblucho aislado en pleno desierto australiano? Miro ese pueblo y a sus habitantes con el asombro del que habla Carabias, pero también lo entiendo un poco mejor gracias a la lectura. No toda la información previa es prejuicio. Hay que entrenar la capacidad para distinguirlo. Amén.

Unknown dijo...

Amén.
A mí a veces me asusta recordar demasiado lo que he leído, por el miedo de luego sólo ver eso.

Anónimo dijo...

Mi opinión es sólo la de un turista, porque no hago reportajes de viajes ni voy por ahí normalmente a nada más que a entrevistar a alguien. Pero cuando soy un simple turista procuro leer cosas del lugar al que voy. Guías, historia, ensayo, incluso novelas ambientadas allí. Y creo que quizá pierda ingenuidad (¿hay lugar para ella en estos tiempos?) pero desde luego entiendo mucho mejor algunas cosas que veo.

Anónimo dijo...

Supongo que mantener la mirada ingenua, fresca y al mismo tiempo documentarse y leer es quizás el esfuerzo y el trabajo que debe hacer el periodista de viajes. ¿no? Quizás esa sea la habilidad a entrenar: ser fresco, mirar con ojos ingenuos, observar todo y a la vez saber mirar e hilarlo más tarde con lo que uno a aprendido.

Quizás (y aquí me tiro de la moto) pretender que estas dos cosas sean incompatibles es ser un poco cómodo. Por no decir otras cosas peores.

Y David, sí, ese miedo es común y normal. Pero supongo que forma parte de la actitud para hacer bien el trabajo.

Creo que la habilidad de observación, saber oler, mirar, sentir y enterarse de cada detalle es el verdadero trabajo.

Este debate me recuerda a la filosofía cuando intentaban dirimir si se podía conocer la ciencia sólo por la experimentación de los sentidos o sólo mediante la meditación.

Saludos.

 
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