domingo, enero 06, 2008

Una frustración

La aventura comenzó un día festivo en La Coruña. Me paré en el escaparate de una tienda en una de esas callejas que llevan a la plaza de María Pita. Es una tienda de grabados, reproducciones de cuadros y grandes fotografías. De todo tipo, pero las que más llaman la atención son esas en las que las olas baten titánicas contra los faros. Una de ellas, ésta...

...tenía para mí un atractivo especial. Me la habría llevado, pero era festivo.
El año pasado, en abril, volví a La Coruña; y pude saldar la deuda. Desde entonces, esa panorámica del faro de Les Poulains es lo primero que veo en cuanto abro los ojos por la mañana.
Después del verano, comenzó a sonarme esa pequeña aldaba que tienen los recuerdos, pero no lo identificaba. Por fin, hace unos tres meses, me paré a escuchar los golpes. El recuerdo era de una película, 'Tierras de penunbra'. Hopkins, un viejo profesor de literatura en Oxford, vive con su hermano y repite casi constantemente una única conferencia; ella, Debra Winger, escritora norteamericana, se acerca a conocerlo. Él, con el fin de no sufrir, ha decidido renunciar a todo tipo de emociones, incluso a las agradables. Es un corazón de corcho que flota en todas las aguas.
Se enamoran. Él vive en su casa de siempre, en la misma en que transcurrió su infancia. En una pared de su dormitorio cuelga un cuadro en el que se ve un valle otoñal, color mostaza. La fotografía ha sido tomada desde una loma. Cuando ella ya ha franqueado, no solamente la puerta de ese cuarto, sino la del alma de viejo profesor, le pregunta detalles sobre el valle. Él nunca ha tenido curiosidad por visitarlo, a pesar de que está a muy pocos kilómetros de su casa.
Google Maps sitúa Les Poulains en Montelier, Francia. Imposible.
Había que buscar una costa con acantilados de encaje y olas feroces, de rocas oscuras, de mar rabioso; y había que cruzar los dedos para que no fuera muy lejos.
Continuará.

3 comentarios:

Unknown dijo...

No te lo vas a creer, pero tengo ese póster comprado en la misma tienda de la calle Real, a menos de cien metros de mi antigua casa coruñesa.

momodice dijo...

Claro que me lo creo. Y tú, ¿no has sucumbido a la tentación de ir a verlo? Ahora que he estado allí, te lo digo: Vete.

momodice dijo...

Y nunca acabé de contar la historia, oye.

 
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