Se llamaba Rosario y vivía en Miguelturra, un pueblo de Ciudad Real. Tenía 41 años y estaba separada. El asesino se llamaba J. M. M. V. y se ahorcó después.
Ella nunca le había denunciado, no había orden de alejamiento. Tenía dos hijas: una de 20 años y otra de cinco. El padre había cogido a la pequeña el pasado viernes, la llevó a casa de sus abuelos en Madrid y volvió a Miguelturra a matar a la que había sido su esposa.
Es la primera mujer asesinada este año a manos de su esposo o compañero.
La flor es una mimosa, el primer árbol que florece cada año.
1 comentario:
Albergábamos la esperanza de que el contador no se pusiera en marcha, pero se ve que los milagros no existen.
Un saludo
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