martes, octubre 31, 2006

Plumas invasivas


El defensor del lector de El País reflexionaba este domingo sobre las ruedas de prensa sin preguntas: un artículo de lectura obligada. Pero de él me ha interesado otro aspecto sobre el que aún no hemos hablado: "Los departamentos de comunicación están para diseñar estrategias comunicativas, que no necesariamente coinciden con el interés y objetivos de los periodistas, y para ejercer de cortafuegos entre los dueños y protagonistas de las noticias y los informadores. Por tanto, son, admitiendo todas las excepciones del mundo, un obstáculo. En la actualidad hay más periodistas al servicio de quienes generan la información que en el otro lado de línea, es decir, buscando información. La mayor parte de las noticias que circulan parten de gabinetes de información, que procuran adecuar la agenda a sus intereses. Malo. Para el periodismo y para los ciudadanos".
Los gabinetes han proliferado como salida profesional para periodistas y se aprovechan de determinadas circunstancias. Conscientes de la precariedad laboral de los profesionales y de lo mermado de algunas redacciones, invaden los medios de comunicados, remitidos, etecé, etecé, con un aspecto tan periodístico que basta con una pequeña adición para colocarlo en la página de un diario.
La planta de la foto es ginerio, que también llamamos pluma de Santa Teresa. Es una especie invasiva, tanto que solamente tenéis que mirar por la ventanilla del metro para verla constantemente. ¿Qué se ve cuando se mira por la ventana de la redacción?
Gracias, Ander (Gracias, Ander).

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Faxismo, faxismo. ¡Qué plaga!

Es que es muy cómodo, ¿no? Los gabinetes te mandan la noticia hecha y tus jefes te la pagan igual. Todo ventajas.

Ay, el periodismo es ya solo para los románticos, amigos.

Zigor Aldama dijo...

Sin duda el artículo me sorprendió el pasado domingo, y me parece un buen ejercicio de introspección hacia la profesión.

Como dice Nahum, el periodismo es sólo para los románticos pero es que, a este paso, los periódicos no los va a leer ni dios. ¿Quién quiere leer un panfleto lleno de pastiches políticos y anuncios de gabinetes de comunicación? Una cosa es tener en cuenta la labor del periodista, pero parece que nos olvidamos del lector que, al final, es quien sustenta nuestro trabajo. Deberíamos ser más respetuosos con él.

La mayor parte de las páginas de los diarios van encabezadas por 'pepito dice y fulanito responde'. ¡Por favor, hagamos algo más serio... e interesante!

Anónimo dijo...

Nahum: no sé por qué haces descansar la responsabilidad en el redactor, con esa afirmación de que, haga como haga su trabajo, le van a pagar igual. No estoy segura. Primero, le paguen como le paguen, le pagarán mal. Dos, conozco pocos periodistas que estén tan desganados que les dé lo mismo hacer su trabajo bien que mal. Tres, quienes están desganados lo están porque sus condiciones laborales son fatales y nadie les estimula. Cuatro, si usan esos textos enviados por gabinetes sin apenas trabajárselos es porque son cuatro en la sección y tienen que llenar 12 páginas entre ellos. Además, son imperfectos y algunos días libran.

Anónimo dijo...

Ergo, el periodismo es para los románticos.

Gente que ame su trabajo aunque le paguen mal y les falte estímulo y tengan que echar jornadas de quince horas hasta los domingos mientras los jefes se bañan en el Cantábrico. Románticos que adoren una profesión tan ingrata, repleta de mercenarios; apasionados que peleen por reivindicar su nobleza y su necesidad en una democracia.

Porque, Lucía, así visto, desde un punto de vista racional y materialista, no funciona el periodismo.

Anónimo dijo...

¿Por qué tenemos que soportar los periodistas esa clase de romanticismos? También podríamos decir que el magisterio, en sentido amplio, es para románticos: profesores universitarios con manguitos y sabañones en los dedos, comiendo una mísera sopa en una buhardilla sin estufa y con gotera.
Si nos pasamos el día dando vueltas a lo mismo: el periodismo no se puede practicar en condiciones de miseria ni de precariedad laboral porque en esas condiciones no se puede garantizar que responda a los importantes y nobles objetivos que se le deben exigir.

Zigor Aldama dijo...

Estoy completamente de acuerdo con Nahum. Tal y como pintas el periodismo, Lucía, dan ganas de quemar la facultad. Pero, según como se mire, y como se sienta, esta profesión es una maravilla. Mal pagada, eso sí. Creo, no obstante, que las condiciones laborales de todos los gremios empeoran. Acabo de regresar de un viaje con un amigo piloto y me cuenta cómo a los nuevos pilotos de línea aérea les pagan entre 1.200 y 1.500 euros mensuales. Nada que ver con lo que había antes.

El que quiera hacer dinero que no se deje caer por ninguna redacción. Avisados están.

Zigor Aldama dijo...

No había visto tu anterior comentario, Lucía. Me parece genial que nos subamos a las paredes, que reivindiquemos sueldos justos, etc... Pero, seamos realistas, es lo que hay. Y hay que vivir con eso y hacer nuestro trabajo de la mejor forma que podamos.

Y ojalá cambien estas condiciones. Pero, Lucía, ninguno de nosotros lo cree, ¿verdad?

Anónimo dijo...

Lucía, tu respuesta me confirma: ¿véis como sois/somos unos románticos, unos idealistas que piensan que las condiciones pueden cambiar? Pues sí, a mi también me gustaría que cambiaran las condiciones laborales, pero no soy muy optimista al respecto, la verdad (excepto si trabajas en un medio público, claro).

Romanticismo: el ideal peleado con la realidad, el las-cosas-deberían-ser-de-otro-modo, lo que pudo ser y no fue. El bucle.

Por cierto, el magisterio también me parece una profesión romántica, para enamorados de su trabajo. Y también muy noble y necesaria.

Anónimo dijo...

Con Zigor de pe a pa.

Avisados están.

Anónimo dijo...

Es evidente que quien quiera hacer dinero tiene que pensar en crear su propia empresa. Normalmente nadie se hace rico trabajando por cuenta ajena. Y, además, no se trata de hacerse rico sino de que las condiciones laborales sean dignas y no dinamiten las condiciones de trabajo. Quien no cobra justamente no trabaja como se debe trabajar y puede, incluso, estar sometido a grandes tentaciones y mayores riesgos.
El romanticismo no es una cláusula legal que permita nada. Es más, ni siquiera me parece necesario para trabajar, ni para vivir, ni garantiza que ese periodista realice mejor su trabajo. El romanticismo es un concepto antiquísimo y eso lo está diciendo una persona que tiene 20 años más que vosotros.

Zigor Aldama dijo...

No te quito razón, Lucía. Las condiciones deberían ser mejores para asegurar que el trabajo se hace con garantías, prestándole el tiempo que se merece y, sobre todo, para no caer en tentaciones (que, dicho sea de paso, tampoco se le suelen presentar al redactor de a pie).

Pero creo que cierta dosis de eso que dice Nahum 'las-cosas-deberían-ser-de-otro-modo' me parece, si no necesario, muy recomendable. Hay que cambiar no sólo la remuneración económica sino también la actitud de aquellos periodistas que se escudan en las malas condiciones laborales para hacer mal su trabajo y no despegar el culo de la silla.

Anónimo dijo...

Me parece que en todo esto hay algo de pescadilla que se muerde la cola. No tengo muy claro que está antes, pero en cualquier caso el resultado es el mismo. Y, por supuesto, también estoy convencido de que un periódico que publique básicamente material ofrecido en serie por gabinetes de comunicación tiene muy escaso futuro.

 
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