domingo, marzo 16, 2008

«Fui para un mes y me quedé a vivir»


Balen Pagonabarraga/Ama
«Fui para un mes y me quedé a vivir»



«En noviembre he cumplido 85 años. Nací en 1922», cuenta. Una buena parte de ellos los ha pasado como ama en el santuario de Urkiola, en la casa de los curas. Es Balen Pagonabarraga.

-Entonces, ha pasado cerca de 40 años en Urkiola.

-A ver, saca las cuentas. Fuimos en mayo del 69 para un mes y nos quedamos a vivir.

-38 años. ¿Quién es la otra?

-Nati; somos primas carnales, de madres hermanas y padres primos, y siempre hemos sido como hermanas.

-¿Ella, entonces, no es Pagonabarraga?

-Ella es Salterain, pero los otros apellidos, Gaztelurrutia Bizkarre Intxaurralde, tenemos igual. Nosotros éramos diez hijos en el caserío. Se casaron los hermanos, uno se hizo cura, y un primo, hermano de Nati, también... Murieron los padres... Cuando los curas vinieron de Ecuador a Urkiola, aquello estaba muy viejito y solíamos ir una cuadrilla de mujeres y hombres: ellos a arreglar el santuario y nosotras a limpiar la casa. Los primeros que llegaron a vivir fueron don Manuel Estonba y un seglar. Venían de Ecuador. Como todo estaba en desorden, solíamos ir a quitar los trastos y limpiar la casa.

-¿La misma en que viven ahora?

-Sí. Esa casa es muy grande. Y fuimos sólo para un mes, pero justo se cumplía en sanantonios y nos dio pena dejar aquello, así que nos quedamos. Yo he estado hasta ahora allí.

-¿Y por qué lo dejó?

-En septiembre fue. Me dio arritmia y algo de corazón; tengo pena de aquello. También murió mi prima, de un tumor en la cabeza, hace 14 años. Vino una chica de Markina, pero se jubiló y se marchó. Al quedarme sola, había mucho trabajo, y cogieron una mujer, una interina de Otxandiano, una burgalesa muy fina. Ya lleva tres años. Está sola. Allí hace falta una persona solo para la cocina.

-Ahora hay pocos curas.

-Pero va mucha gente. Cuando estábamos la prima y yo, en el 69, había muchos seminaristas; ahora no hay. Todos pasaban por allí: unos para aprender euskera; seglares jóvenes, cantidad; otros que iban a descansar. Ha pasado por ahí mucha mucha gente.

-¿Hay sitio para tantos?

-Al principio había quince camas, aunque después quitamos alguna.

-¿Usted vivía allí mismo?

-Sí, sí. Nos levantábamos a las ocho y a las diez y media toda la comunidad teníamos laude, un rezo antes de misa, que era a las 11. Todos íbamos. Después, ellos se dedicaban a sus trabajos y nosotras limpiábamos la iglesia... Todos los viernes había reunión de misioneros...

-¿Usted allí qué era?, ¿el ama?, ¿el ama de llaves?

-Nadie nos mandaba, éramos muy responsables. Limpiábamos la casa, hacíamos la comida... (+)

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