"A veces me pongo a tocar allí donde los árboles son más espesos. Entonces el violín suena de otro modo. En ocasiones, me voy a tocar a la cima de una montaña o junto a un lago. El sonido era tan distinto... Tras tantos años interpretando música en auditorios, me siento como si tuviese en las manos un instrumento nuevo".
Mankell, Henning. El retorno del profesor de baile. Barcelona, Círculo, 2006. p. 69
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