Ninguno de los dos recordamos cómo sucedió, pero lo que a mí me parece un acontecimiento feliz a él le genera tantas incertidumbres que, si pudiera, rebobinaría hasta el momento en que se encontraba apoyado en una mesa, con un bolígrafo, escribiéndome aquella dedicatoria.
Me puso: "A Lucía, con mi cariño escondido de siempre". Sucedía en alguno de los muchos años que corrieron en la década de los ochenta; aunque algunos se empeñen, fueron más de diez, o al menos nos cundieron como tres lustros. Sería la edad.
El libro ha estado ahí, en ese lugar de mi biblioteca en que se juntan, más por alfabeto que por decisión, Pla (Josep) y Pinilla (Ramiro). Se titula 'Recuerda, oh, recuerda'. Y una de las narraciones, fascinante, tiene como protagonista a Doña Toda, señor de Vizcaya. No he confundido el género. Su hijo es, a su lado, una piltrafilla. En un momento de enfado, ella brama: "Tendrías que haber nacido hembra, como tu madre". Eso dice el libro que se publicó a finales de los setenta, pero el ejemplar editado en imprenta que yo tengo, y Ramiro me dedicó, está corregido a bolígrafo negro. Dice: "Tendrías que haber nacido hombre, como tu madre". Tampoco ahora he confundido el género.
Ni que decir que la corrección es suya. Por eso no alcanza a entender cómo demontre pudo regalarme un libro que había empezado a corregir. Yo me aferro a que ni me lo prestó ni se lo robé, porque ahí está, para dar fe, la dedicatoria.
Y el milagro empieza ahora. Ramiro tiene intenciones de reeditar ese libro en poco tiempo, de modo que me pidió que le cediese las paginas corregidas, que ya son de mi propiedad. Y lo hice. Tristes pero efectivas fotocopias, porque no presto ese ejemplar ni al autor, ni siquiera con contrato de devolución.
Comparó, entonces, las correcciones hechas en los ochenta con las de no se sabe cuánto tiempo después. Eran idénticas. O sea que Ramiro siempre quiso escribir aquello de ... "Tenías que haber nacido hombre, como tu madre". Y ambos sabemos que la primera vez que así lo hizo fue en ese ejemplar que pugna por salir de mi biblioteca.
La foto (Bittor Abad, Harkaitz Cano, yo, Pedro, María Bengoa, Ramiro Pinilla, Juan Cerezo) la hizo Roberto, del restaurante Víctor Montes, en Bilbao.
Me puso: "A Lucía, con mi cariño escondido de siempre". Sucedía en alguno de los muchos años que corrieron en la década de los ochenta; aunque algunos se empeñen, fueron más de diez, o al menos nos cundieron como tres lustros. Sería la edad.
El libro ha estado ahí, en ese lugar de mi biblioteca en que se juntan, más por alfabeto que por decisión, Pla (Josep) y Pinilla (Ramiro). Se titula 'Recuerda, oh, recuerda'. Y una de las narraciones, fascinante, tiene como protagonista a Doña Toda, señor de Vizcaya. No he confundido el género. Su hijo es, a su lado, una piltrafilla. En un momento de enfado, ella brama: "Tendrías que haber nacido hembra, como tu madre". Eso dice el libro que se publicó a finales de los setenta, pero el ejemplar editado en imprenta que yo tengo, y Ramiro me dedicó, está corregido a bolígrafo negro. Dice: "Tendrías que haber nacido hombre, como tu madre". Tampoco ahora he confundido el género.
Ni que decir que la corrección es suya. Por eso no alcanza a entender cómo demontre pudo regalarme un libro que había empezado a corregir. Yo me aferro a que ni me lo prestó ni se lo robé, porque ahí está, para dar fe, la dedicatoria.
Y el milagro empieza ahora. Ramiro tiene intenciones de reeditar ese libro en poco tiempo, de modo que me pidió que le cediese las paginas corregidas, que ya son de mi propiedad. Y lo hice. Tristes pero efectivas fotocopias, porque no presto ese ejemplar ni al autor, ni siquiera con contrato de devolución.
Comparó, entonces, las correcciones hechas en los ochenta con las de no se sabe cuánto tiempo después. Eran idénticas. O sea que Ramiro siempre quiso escribir aquello de ... "Tenías que haber nacido hombre, como tu madre". Y ambos sabemos que la primera vez que así lo hizo fue en ese ejemplar que pugna por salir de mi biblioteca.
La foto (Bittor Abad, Harkaitz Cano, yo, Pedro, María Bengoa, Ramiro Pinilla, Juan Cerezo) la hizo Roberto, del restaurante Víctor Montes, en Bilbao.
5 comentarios:
Espero que sea pronto, porque con aquello que contaste de la ballena me tiene comida la curiosidad.
¡Anda, Harkaitz! ¿No estuvieron hablando juntos -Cano y Pinilla- de las edades del escritor o algo así?
Y ya verás cuando se entere David Álvarez de esa historia de las correcciones hechas en un libro regalado...
Qué historia tan bonita
Ander:
Sí, Ramiro y Harkaitz estuvieron en Bilbao charlando sobre su experiencia como escritores. Después, fuimos a cenar. Y lo bien que lo pasamos.
Por cierto, si se repiten comentarios como el de esa robota petarda, tendré que poner el identificador de humanos otra vez, con lo latoso que es.
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